
Chulucanas, Tierra de Ceramistas
La provincia de Morropón con su capital Chulucanas es una de las más importantes de la región Grau, por su producción agropecuaria y la calidad de sus suelos labrantíos. Se encuentra ubicada en la parte occidental de los Andes piuranos, a una altitud de 131 msnm, con un clima fresco pero caluroso en verano, alcanzando una temperatura promedio de 32°C, una superficie de 3.817 km2, de los cuales 2.333 corresponden a la costa y 1.484 a la sierra. Tiene una población de 172.596 habitantes. Cuenta con vías de acceso asfaltadas, que ingresan desde el desvío a Catacaos.En 1532 la zona de los Tallanes era dominio de los quechuas y tenían como gobernador del valle al cacique llamado Maizabilce; estos se ubicaron entre las zonas comprendidas entre Motupe y Lambayeque por el sur, y Mantas, en el Ecuador, por el norte. El hombre primitivo del sector de Morropón y Chulucanas vivía en este espacio y tiempo, inmerso en las influencias socio-económicas y políticas de estas etnias. En la actualidad quedan vestigios de su labor, es el caso del canal cavado en piedra viva y a cierta altura del Cerro de la Cruz, al norte de Morropón, de cuyas aguas para sus cultivos se sirvieron los agricultores Tallanes.Los restos de ceramios encontrados muestran que los Tallanes fueron diestros en el trabajo de la cerámica, lo que queda hasta la fecha y es una actividad importante en el pueblo La Encantada. En 1501 los colonizadores españoles inician el reparto de tierras entre ellos mismos, quedando sellado el dominio del colonizador en esta zona sobre el incanato.La actividad más importante que podemos encontrar en Chulucanas es la cerámica, actividad que se desarrolla a 5 km de Chulucanas, en el caserío de La Encantada, un lugar lleno de leyendas y ceramistas, herederos de la cultura de los Vicús y Tallanes, reflejando en sus trabajos sus costumbres, tradiciones, modo de vida y todo aquello que ha permitido a arqueólogos e historiadores reconstruir la vida social y económica de una civilización ejemplo de laboriosidad, trabajo y espíritu colectivo. Su cerámica a la fecha tiene renombre internacional y a pesar de poseer una técnica antigua y bastante artesanal, logra ser de primera calidad. Este pueblo ha hecho sentir su presencia por sus trabajos en arcilla, cuyos acabados y fina textura asombran a propios y extraños.Adicionalmente esta zona destaca por sus sombreros tejidos y su artesanía de fibra animal, como jergas, alforjas, mantos, ponchos y soga de cabuya. En lo que respecta a la técnica heredada de las culturas preíncas, mantienen los colores ocre, amarillo y negro, este último es logrado gracias al uso de la hoja de mango, quemada mediante un proceso llamado 'humeado'. Son admirables las piezas muy bellas y exclusivas en los mismos centros de producción, así como apreciar el proceso de acabado, con la facilidad de solicitar las que se desee adquirir, embaladas y listas para el viaje.Esta región también tiene unas hermosas lagunas medicinales, las que se ubican en Cerro Negro, a 6 km de Chalaco, cerca del caserío de Inapampa, constituyendo, además, un mirador natural desde el cual se aprecia la belleza del paisaje y la naturaleza. Este lugar es utilizado por reconocidos maestros curanderos para ritos de sanación.Su gastronomía es muy variada y generalmente se basa en lo que la provincia produce. En la costa tenemos el seco de chabelo (con plátano molido y carne seca), los chifles (plátano frito de hojas muy delgadas), cebiche de carne y el copús. En la sierra, el cuy frito, chicharrón con mote (cerdo con una variedad de maíz sancochado), tortillas de trigo y maíz, y entre las bebidas la 'chicha de jora'. Existen el pueblo algunos restaurantes locales que ofrecen esta comida regional y otras menores.Si usted desea visitar Chulucanas y alrededores primero llegará a este poblado, después de un viaje de 45 minutos desde la ciudad de Piura por una carretera en gran parte asfaltada y la otra deteriorada en su carpeta asfáltica.En este pueblo, capital de la provincia de Morropón, se encontrará un poblado antiguo, lleno de gente que saluda a todas las personas con quienes se cruza. Cuenta con varios negocios, pequeños, alrededor de la plaza de armas en el centro de la ciudad; también existen algunas tiendas que representan a la artesanía de La Encantada y encontrará una tienda que tiene su taller en la parte posterior. Le sugerimos que si desea comprar algo de esta bella cerámica, una vez que observe las que se encuentran en Chulucanas, se dirija al poblado La Encantada, para lo cual pida a un mototaxi (motocicletas con estructura metálica para llevar dos pasajeros cómodos bien sentados y por tramos cortos) que lo lleve a dicho poblado, a 5 km de Chulucanas, por un camino seco y polvoriento (entre abril y noviembre). Se disfrutará de un cómodo viaje de veinte minutos, bastante ventilado y a través de un bosque seco, y en cada cierto tramo se podrá observar a pobladores locales agrupados al pie de un árbol grande que les da sombra y les refresca; también se observará en el camino algunas acémilas llevando la leña que se consume en los hornos para la quema de la cerámica. Todos los pobladores de estos lares son gente amigable y colaboradora.Entre los recursos culturales más preciados de la zona podemos nombrar El Monte de los Padres, ex hacienda en donde se produjo el segundo asentamiento de la ciudad hispánica de San Miguel de Piura, en 1534, que comprende la zona de Piura la vieja y La bocana (Monte de los Padres). También la zona arqueológica de Vicús y La Gran Necrópolis, situada a 7 km al sureste de Chulucanas, en el cerro Vicús y alrededores, en donde se muestra el desarrollo de una importante cultura que ha dejado muy bellos trabajos en orfebrería y cerámica; además las ruinas de los Confesionarios, a 16 km del poblado de Chalaco, que sobresale por el trazo y la construcción de sus edificios.De otro lado, es famoso el baile del tondero, que se cultiva desde la colonia y que da a la ciudad de Chulucanas el reconocimiento de ser 'La capital del tondero'. En su interpretación, este baile muestra el coqueteo, paseos, saltos y demás insinuaciones naturales de la pareja durante su enamoramiento. Al margen de sus orígenes, es fácil establecer que el tondero forma parte de la cultura familiar de Morropón. Por esto cada domingo con guitarra y cajón se le rinde culto al ritmo. No interesa lo caliente de sus arenas, lo que se puede ver es que la gente jaranera se lanza al ruedo elevando sus pañuelos y ensayando requiebros.
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